Todo sucedió en la estación Hospital Sotero del Río. Fue un hecho increíble, uno en un millón. Porque en esta sociedad individualista, una pequeña niña fue la única capaz de notar la presencia del pasajero sin vida, que viajaba inmóvil en su soledad.
Mientras observaba a este inerte personaje, el pitido del cierre de puertas comenzó a sonar, fue entonces cuando ella exclamo con fuerza y alegría: ¡MAMA!, un oso de peluche abandonado. ¿Me lo puedo quedar?
Ahora pasas de ser actor a payaso??
ResponderEliminarx)
aunque prefiero los actores..no me agradan mucho los payasos...
ahhh...
ResponderEliminarcambie mi blog..
osea la dire..
noctuarios.bla, bla, bla...
=P